En estos tiempos, parece que no eres nadie si no haces una lista (lista de los más elegantes, las mejores películas del año y hasta hay una de los mejores vídeos de gatos). Por suerte ya hemos dejado atrás el 2014 y todos sus resúmenes, pero (socorro) entramos en las listas de propósitos de 2015. Es cierto que cerrar un año te lleva inevitablemente a hacer balance y te ilusionas al pensar en el que empieza pero a mí más que llenar la agenda de cosas por hacer, me gusta dejarla en blanco y que se rellene día a día.
Yo he aprendido que lo mejor es no hacer listas, que estamos perdiendo la gracia de la espontaneidad, que la felicidad dura más si la encuentras en el camino y no sólo en la meta y que si es compartida sabe mejor, que la risa es la mejor compañera de viaje, que perderse a veces sirve para encontrarse, que el corazón es la mejor brújula, que hay que pensar menos y actuar más, que tenemos que planear menos y disfrutar más, que ayudar a otros te ayuda a ti y sobre todo que hay que vivir cada instante porque la vida son dos días y que si uno llueve pues te mojas, que no pasa nada.
Si el mundo fuera ciego,
¿a cuántas personas impresionarías?
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