Los correctores son todo un básico de neceser ya que, bien aplicados,
consiguen disimular esas imperfecciones que nos impiden lucir un tono unificado.
Te aclaramos cuál escoger y su modo de empleo.
¿Compacto? ¿Lápiz?
¿Líquido? La primera duda que nos planteamos es qué formato escoger pero lo
cierto es que la textura no es tan importante, lo que realmente cuenta es el
grado de cobertura. Las pieles jóvenes pueden optar por cualquier tipo de
corrector, desde los más cubrientes a las texturas más light pero para los rostros maduros, lo adecuado es uno ligero ya
que los de este tipo marcan menos las líneas de expresión. Además, los
correctores fluidos (más ligeros e hidratantes) aguatan más sin cuartearse por
lo que son ideales para
el contorno de ojos.
Otra cosa a tener en
cuenta es que el mismo corrector puede no servir para todas las zonas del
rostro. “Para las con rojeces debemos aplicar un corrector con pigmentos
verdes, para pieles cetrinas con venas a la vista, lo mejor son los rosáceos y
para manchas provocadas por la edad hay que utilizar un corrector naranja
intenso antes de la base”, aclara Gato,
Maquillador Oficial de Maybelline New York. ¿Cómo aplicarlo? En el centro de la
imperfección a cubrir para que al
fijarlo con los dedos a toquecitos no nos salgamos del marco de la misma. Para
un resultado natural es importante hidratar previamente la zona y no excedernos
con la cantidad de producto.
Corrector de la líena
Ideal Flawless de Avon, 5,95 €; Fake Up de Benefit, 25,70 €;
y Even Better Eyes
Dark Circle Corrector de Clinique (ver precio).